Cualquier cosa que podamos hacer para facilitarles esta transición, redundará en un beneficio para nosotros también. Los perros son mucho más adaptables a los cambios que los gatos, permítanos entonces contarle nuestra experiencia con felinos. (Tiempo de lectura: 2 min.).

El día de la mudanza confine su gato en un cuarto cerrado. Es difícil embalar y al mismo tiempo cuidar de un mínino. Lo ideal es un dormitorio donde su animal no vaya a ser molestado, provisto de agua, comida y su caja sanitaria. Confinarlo también evita que el animal se escape, lo cual puede suceder tanto en la casa nueva como en el hogar anterior.

Traslade a su gato en su jaula. Si por cualquier motivo necesita abrir dicha jaula, hágalo en un espacio cerrado. Son muchas las historias de gatos estresados que se perdieron durante esa circunstancia.

Al momento de llegar a su nuevo hogar, coloque la jaula en una habitación pequeña, abra la puerta y deje que él mismo decida cuando salir. Cuando esté un poco más calmo el saldrá. No apure este proceso porque el animal puede arañarlo o morderlo.

Si alguna vez pensó en convertir a su gato en algo más hogareño, este es el momento. En el antiguo hogar el minino no hubiera aceptado el confinamiento entre cuatro paredes pero ahora aceptará la nueva realidad con mucho gusto y esto se debe a que el exterior de la casa aún no está marcado como parte de su territorio donde anteriormente tenía el instinto natural de marcar su presencia una y otra vez. El gato recién mudado aceptará el nuevo territorio que se le ofrezca y no extrañará el anterior.

Octubre 2021